Lamentablemente,
esa visión concreta y funcional se ha deslizado inclusive en la iglesia, “institucional”.
Los pastores, los hombres que usan las comunicaciones por ejemplo, son a menudo
evaluados por sus hazañas, eventos, convocatorias multitudinarias, el tamaño de
sus congregaciones sinónimas del éxito evaluado por el común del ojo humanista con
el cual se mide dicho éxito de los predicadores, su éxito para llevar a los hombres
ignorantes del Evangelio a pactar con Dios y así levantar muchos fondos para satisfacer
su empresa e imperio personal. El
alcance de sus ministerios en las naciones, el cuantas iglesia han levantado o están
bajo su alero con la famosa cobertura” basada en cuotas, papeles, personalidad jurídica
y el reconocimiento de un famoso de la farándula evangélica. Pedro el apóstol lo
anuncio de la siguiente manera: Hubo también falsos profetas entre el pueblo,
como habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente
herejías destructoras y hasta negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre
sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán su libertinaje, y por causa
de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. Llevados por avaricia harán
mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya hace tiempo la
condenación los amenaza y la perdición los espera. (II Pedro 2:1;3)
Pero tales opiniones
y juicios externos, donde muchos falsos maestros, falsos apóstoles, falsos
profetas, son juzgados con éxito no impresionan a Dios. "…El hombre mira
lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón "(1 Samuel
16:7), al contario son llamado enemigos de la Cruz, opositores del Evangelio de
la Gracia.
Ahora cuando
me refiero que lo importa no es lo que el hombre haga o realice sino mas bien
lo que el hombre es delante de Dios me refiero específicamente a un hombre
redimido, justificado, santificado y llamado por Dios por medio de su Evangelio,
por iniciativa propia de Dios basada en su Amor y su Gracia inmerecida
derramada sobre un hombre muerto, ciego, y esclavo, apartado de Dios y este
bajo su Ira Justa, entendiendo que dicho hombre NO tiene ni un merito ni valor
frente a Dios, si el hombre redimido tiene un valor, este NO proviene de el mas
bien es CRISTO EN EL y lo que Cristo ase y realiza por medio de El, tal como lo
dijo Pablo el apóstol a los gentiles que somos vasos de barro donde la gloria
de Dios a sido depositada. Por lo tanto solamente ese hombre con todo el fruto
del Espíritu Santo que es CRISTO EN EL podrá con propiedad ser llamado MINISTRO
DEL EVANGELIO, ser conocido por Dios y verdaderamente glorificarlo anunciando
las virtudes de aquel que lo llamo de las tinieblas a su luz admirable como un
heraldo que lleva un mensaje que no le pertenece, mas bien proviene y emana del
Trono de Gracia de Dios.
Ahora se
debe de entender que cuando un hombre como el que me refiero, un discípulo de
Cristo a sido llamado templo del Espíritu Santo, piedra viva, sus obras serán obras
que glorifiquen, exalten y den a conocer el poder del Evangelio el cual se le a
encarnado en su corazón por medio de la revelación, demostrando a través de su
propia vida que Jesucristo a resucitado ya que es un testigo del mismo, y a su
vez descansara de sus obras y se moverá en las obras de Cristo que estaban
preparadas por Dios para andar por ellas y así dar a conocer la Justicia del
Eterno desde el momento que dicho hombre fue llamado y regenerado por Dios
Pablo escribió
en I Corintios 4: 1;4)
Por lo tanto
que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de
lo misterios de Dios. Ahora bien, lo que se requiere de los administradores es
que cada uno sea hallado fiel. En cuanto a mí, en muy poco tengo el ser juzgado
por vosotros o por tribunal humano. ¡Ni aun yo mismo me juzgo! Aunque de nada
tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es El
Señor. Así que no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga El Señor, el
cual aclarará también lo oculto de las tinieblas y manifestará las intenciones
de los corazones. Entonces, cada uno recibirá su alabanza de Dios.
De esto me
refiero queridos amigos cuando digo que NO ES LO QUE UN HOMBRE HACE LO QUE LO
CONVIERTE EN UN MINISTRO DE DIOS, SI NO LO QUE ESE HOMBRE ES DELANTE DE DIOS LO
QUE LO HACE UN MINISTRO APROBADO.
Escrito por; Roberto Camilla / Ministro del Evangelio / roberto.camilla@gmail.com
Escrito por; Roberto Camilla / Ministro del Evangelio / roberto.camilla@gmail.com
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